El matrimonio es una institución perfecta, creada por Dios; que está compuesto por personas camino a la perfección.
Dios une propósitos, no caprichos. En Mateo 19:6 dice: Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
Dios nunca instituyó el matrimonio entre personas del mismo sexo, en ese sentido también podríamos decir: No junte el hombre lo que Dios ha separado.
Entendemos que la constitución del matrimonio tiene como fundamento la voluntad divina.
Es nuestra oración ver matrimonios consolidados, maduros y bendecidos por Dios a fin manifestar en esta generación que se puede vivir bajo el diseño que Dios ha establecido.